martes, 16 de agosto de 2016

¿ROY O AARON? ESCENA CLAVE

¿Qué podía hacer Vail luego de lo que pasó en esta escena? La situación era muy complicada. El abogado, a pesar de no creerle del todo a su cliente, estaba convencido de que ganaría el caso a toda costa. Este estado de ceguera provocado por la ambición de ganar el juicio, lo llevó a desarrollar una teoría del caso, la cual cambiaría repentinamente luego de lo sucedido en esta escena: Vail tenía un motivo para demostrar que su cliente era inimputable, pues tenía un trastorno severo de personalidad. Su cliente, Aaron, tenía un lado B, malvado y seguro de sus actos, llamado Roy.

Con lo visto en la escena, ¿Cómo podría dudar de lo que había sucedido ante sus ojos? Pues, debería haberlo hecho.

Los abogados tienen el deber de guardar la debida independencia con su cliente, el tribunal, la contraparte y en general, con todos los intervinientes del juicio. La conducta de Vail, refleja que para él la abogacía es más que el ejercicio de la profesión jurídica, es algo que tiene que ver con su ego y sus ambiciones en todos los ámbitos de su vida. Con el nivel de involucramiento que tiene con sus casos, le es imposible ver con razonabilidad y cuidado todo lo que se presenta ante sus ojos y que contribuye como arista al caso y sigue sus convicciones ciegamente. Un buen abogado, que respeta el principio de la debida independencia, es capaz de evaluar con cuidado la confesión de su cliente, consulta la opinión de varios profesionales competentes y toma decisiones de manera calmada. Y ese es el problema de Vail, el excéntrico protagonista de Primal Fear.

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